
Los trabajadores mercantiles de Avellaneda concebimos a la participación en nuestras organizaciones gremiales como algo fundamental, ya que creemos que es el ámbito natural y más apto donde debemos dar la pelea para conseguir reivindicaciones y hacer valer nuestros derechos.
Sin embargo tenemos que reconocer con tristeza que nuestro gremio está manejado por burócratas sindicales.
A qué llamamos burocracia sindical? A aquellos que reniegan de su condición de trabajadores y utilizan los puestos de representación que les dan sus compañeros, para defender intereses de las empresas o gobiernos de turno.
Es también, un método de conducción e imposición.
La ideología de la conciliación donde se delega en la organización y sus dirigentes, el protagonismo y la participación en la lucha por la mejora de las condiciones de vida y trabajo, anulando o limitando la participación de los trabajadores en la vida sindical y política, a votar periódicamente a su conducción y al “ejercicio de la presión” (medidas de fuerzas) para que sus dirigentes negocien.
Es un mecanismo de dominación que contiene, disciplina y coerciona a los trabajadores.
Con el modelo económico neoliberal y globalizado, encima aceptan la imposición de precarización, polifuncionalidad y flexibilización laboral permitiendo, además, una mayor ganancia a las patronales por medio de las tercerizaciones de tareas. A su vez se convirtieron en sindicalistas-empresariales ya que transformaron a las organizaciones sindicales en empresas de servicios, de representación gremial y social.
Prestadores de servicios sociales que les venden (por una cuota) paz social a empresarios corruptos e inescrupulosos.
Pensamos que este modelo sindical anacrónico, corrupto y conciliador no se compadece con los tiempos que vivimos. Es hora de un verdadero cambio hacia un nuevo sindicalismo democrático donde el órgano máximo de conducción sean los trabajadores reunidos en asamblea. Que los Delegados encuentren en sus dirigentes verdaderos compañeros y no patrones.
Es imprescindible la democratización en comercio. Para ello se tiene que modificar en ese sentido el Estatuto de tal forma que no sea restrictivo y fomente la participación de los externos y promotoras y el resto de los tercerizados.
Una de las formas solapadas de presión y disciplinamiento a las seccionales opositoras es el manejo del dinero de OSECAC por parte del Secretariado Nacional; eso debe terminar alguna vez.
Es necesaria la renovación del Convenio Colectivo.
Hay que eliminar taxativamente la flexibilización y polifuncionalidad, como así también los contratos temporales a los trabajadores.